jueves, 15 de julio de 2010

Woody Allen, la Pataky y el perro salchicha.















Jueves 17 de Junio.
Desayuno tranquilo y nada estresado. Terminamos el café y el té en Bryant Park (en la foto, de día y de noche), un parque que tenemos a dos manzanas del hotel y en el que por las mañanas puedes sentarte a disfrutar del aire fresco que se respira. Es un oasis, más pequeño que Central Park, pero oasis al fin y al cabo, enmedio de una amalgama de negocios y rascacielos. Por las noches se proyectan películas y por las tardes hay conciertos de piano y de música clásica. . De ahí a la Grand Central Station, la estación, dicen, con más andenes del mundo (44 andenes con 67 vías). Es un edificio único, de estilo Beaux Arts, que muchos hemos conocido en películas como "Con la muerte en los talones" y sobre todo en esa magnífica secuencia en la que Al Pacino -Carlito Brigante- intenta escapar de un pasado con forma de muerte.

Siguiente parada, el MET, Museo Metropolitano de Nueva York , un enorme museo enclavado entre Central Park y la 5ª avenida. Es un día soleado, así que, aunque la entrada no cuesta nada (en realidad se trata de un donativo sugerido de 20$, pero no todos lo pagan), decidimos seguir callejeando. Acabamos en el Apple Store de la 5ª (a la izda.): es como un ciber-café, ideal para conectarse a internet, revisar la prensa y descargarse el correo, pero con una enorme ventaja, ¡es gratis!, es el lugar ideal para el WI-Free. La tienda está atiborrada de adolescentes fascinados por el mundo Ipod-Ipad, y por los múltiples encargos del Iphone 4G, que debuta en unos días (24 junio de 2010).

Y nos vamos de compras a Union Square. La plaza es una pequeña representación del país: todas las nacionalidades y todas las clases sociales. En una de sus esquinas se encuentra uno de los templos del consumismo gastronómico neoyorquino, el Whole Foods Market, un paraíso para los amantes perezosos de la cocina internacional. Tienen de todo lo que uno se pueda imaginar, y mucho más, en lo que a comida preparada se refiere. La puedes llevar o consumir allí mismo, en la primera planta, un lugar en el que se respeta al comensal y donde la gente entabla conversación, o incluso amistad, con su vecino de mesa (también es zona WI-Free).



Paseo por la zona universitaria, Greenwich Village y el Soho, siguiendo en este caso la planificación sugerida por la guía Planet. Gracias a ella, descubrimos tiendas singulares: una decorada con miles de máquinas de coser y un outlet de Custo (cerca del original, en Spring St, más caro), en el que encontramos chollos de los de verdad: una camiseta de 112$ a 19$. Descansamos en Bruno Bakery Café y hacemos balance: nos gusta la zona, tiene mucho encanto, pero los precios de sus "espacios decorativos" y los alquileres son prohibitivos, al menos para dos mileuristas como nosotros.

Se nos hace de noche y decidimos reconciliarnos con Woody Allen. Viajamos en metro hasta la Avenida Lexington, dirección puente de Queensboro, para hacernos una foto similar a la que nos ha acompañado durante unos cuantos años en nuestra buhardilla: el cartel de "Manhattan" de Woody Allen (nuestras favoritas son "Annie Hall" y "Balas...", pero el cartel y el inicio de "Manhattan" son el manifiesto de este ingenioso cineasta). El lugar no está desierto. Hay dos parejas de enamorados.Conseguimos la foto, o algo parecido, y nos sentimos cinéfilo-románticamente especiales. Regresamos al hotel con cara de tontos y visiblemente contentos, y por supuesto, cansados.









POSTDATA (Esto nos ocurrió por la mañana, a primera hora, y se me olvidó incluirlo):
Al cerrar la habitación vemos salir como una flecha un perro salchicha del ascensor. Metemos la mano para evitar que se cierre la puerta y perezca ahogado por la correa, y al entrar, allí está: es Elsa Pataky sujetando como puede a un perro hiperactivo. Lo comentamos -con ella- como si fuera lo más normal del mundo. Se baja del ascensor y en recepción le espera un equipo de personas. Están pendientes de unas fotos y uno de ellos, que parece el fotógrafo, le habla a la Pataky en catalán. Conclusiones: no es una chica del montón. Tal vez no sea una gran actriz, de hecho no lo es. Pero sí es guapa y lo suficientemente alta encima de sus tacones. Salimos del hotel, pero algo se nos olvida, así que regresamos. Al entrar, de nuevo esperando al ascensor la actriz y su mascota. Decidimos subir por la escalera para que no piense que la perseguimos cual intrépidos fans, mientras ella nos devuelve el saludo.  Al día siguiente pensamos en nuestra obra del día: hemos salvado la vida de un perro, salchicha, y su dueña era la Pataky (Aunque como dijo Juan Luis, escribir en una misma frase salchicha y Pataky puede resultar peligroso). (Por cierto, corren rumores de Pataky estará en la siguiente de Woody, junto a su ex, Adrian Brody).

Fotos: © Mireille A. B.

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